1. BAUDELAIRE Y SU ÉPOCA
El fracaso de los ideales románticos llevó a los escritores, especialmente los novelistas, de la segunda mitad del XIX a la observación realista de la realidad. Sin embargo, simultáneamente la poesía emprende otros caminos: la exploración de la propia interioridad y la búsqueda de la belleza a través de la palabra. El iniciador de esta tendencia es Charles Baudelaire, con su obra Las flores del mal.
La crisis del positivismo se inicia paralelamente a su propio desarrollo, aunque alcanza su mayor dimensión a partir de 1875. Sus raíces son filosóficas: Swedenborg, Schopenhauer, Kierkegaard o Nietzsche se opusieron a la filosofía racionalista. Swedenborg considera que la naturaleza es un obstáculo para alcanzar lo divino, pero al mismo tiempo ofrece al poeta infinidad de símbolos que le permiten acceder a lo misterioso y lo absoluto. Schopenhauer entiende al hombre como un ser que se ve obligado a desear continuamente, persiguiendo metas que nunca llegará a alcanzar: de ahí su profundo pesimismo. También Kierkegaard y Nietzsche conciben la existencia humana llena de dudas e inseguridades, en un mundo que la razón no puede explicar. Es la crisis del positivismo y el punto de partida de las filosofías irracionalistas y existencialistas de la primera mitad del siglo XX. (SIGUE)